Maleta para un viaje sin retorno.
Si te pusieran a escoger sólo cinco objetos para llevar a un viaje sin regreso, ¿qué empacarías en tu maleta? Esta fue la pregunta que hice a personas amigas, o cercanas en el trajinar y en el cruce de la vida. Hay personas que viajan a menudo, en cambio para otros el viaje es muy eventual, lo que sí, es casi todo el mundo desea viajar, son pocos los que no; de todas formas el hecho de vivir es un viaje, siempre por lugares nuevos y desconocidos.
Las personas se tomaron muy seriamente la pregunta y así mismo su respuesta, con la que disfrutaban, o se ensimismaban, tratando de ubicar cuales serían sus objetos primordiales, y tratando de imaginar a donde irían. En este juego o tarea, se encontraban además de con sus seres queridos, con sus anhelos y con sus motivos. Cada fantasía, cada posible viaje, cada respuesta, fue una fotografía de su autor, que en la mayoría de ellos se rodeaba de un absoluto silencio; casi todas las personas antes o después de responder, quedaron conectadas con este viaje al que solo podrían llevar 5 objetos.
Al parecer todos iban hacia lugares desconocidos, unos a sitios agrestes, desiertos o recónditos, y estos eran quienes pensaban en el fuego, en el agua y en los alimentos; otros seguramente se embarcaron en una aventura, porque empacaron desde un palo, tal vez como bastón, hasta linterna, fósforos, navaja, cuchillo, brújula, binóculos, mapa, GPS y algo para dormir: mat, hamaca o estera, y un otro algo para abrigarse, además de unas botas, para el caso de que hubiera culebras. Por comodidad sería bueno empacar un par de tenis con blue yean y camiseta, lo mínimo, si acaso dos chiritos de ropa, …… y eso sí, que no faltaran los interiores y los implementos de aseo.
Solo un hombre pensó en llevar semillas de algún alimento para sembrar, y algunos accesorios de pesquería, con estos no solo tendría asegurado su alimento corporal, sino que en el acto de pescar estaría cultivando su espíritu. Se lo tomó tan en serio, que en el mismo momento comenzó a fabricar una caña de pescar con su plomada y anzuelo, en miniatura, mientras hablaba del pez como símbolo universal, y nombraba algunas frases de Jesús: “Hombre de poca fe, tirad las redes”. (Y las redes se llenaron de peces). “No regales peces a los hombres, enséñales mejor a pescar”. Días después una mujer también pensó en una vara de pescar. La fantasía de los dos recorría lugares cerca del agua y en los dos había una gran necesidad de recogimiento.
Otros se pensaron en una especie de retiro espiritual, y para ello empacaron flauta, tambor, o cualquier instrumento musical, y un hongo, tal vez si el caso fuera para prepararse a morir. La Biblia, un misal y una camándula, también serían buenas opciones para orar, y para sentirse protegido, irse con Dios nuestro señor. Una pipa, un radio de pilas, chocolatinas y cigarros, relajarían y facilitarían la inspiración; alguien ya se estaba despidiendo del cigarrillo, así que pensó que sólo hasta hace unos días se los hubiera llevado. El libro fue el objeto más generalizado, entre ellos: Además de La Biblia, y misales, El I Ching, uno de Magritte (pintor), El alquimista, En busca del tiempo perdido, El manuscrito Carmesí, alguno de Jardiel Poncela (dramaturgo). En fin, cualquier otro libro querido, o bien grande y bueno, o los que se volverían a leer, o los que estuvieran en lista de espera, fueran de poesía, ensayo, o novelas …o simplemente, un periódico.
En la imaginación, o en la realidad, también había una lupa. Había también deseos de escribir un libro. Había también el deseo de comenzar a pintar. El viaje conecta con un posible - nuevo capítulo de vida, con un nuevo hacer, con una liberación. Hay una gran necesidad en casi todos, de cambio y renovación; de introspección en algunos, olvidándose del mundo cuadriculado, estereotipado y capitalista.
Para muchos, sus objetos-compañía, fueron simbólicos: una pluma de ave, agua bendita en señal de purificación, una flor para mantenerse unido a la naturaleza, un poema de Cavafis: Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca / debes rogar que el viaje sea largo/ lleno de peripecias, lleno de experiencias. / No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes, /ni la cólera del airado Posidón. / Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta / si tu pensamiento es elevado, si una exquisita / emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo. / Los lestrigones y los cíclopes / y el feroz Posidón no podrán encontrarte / si tú no los llevas ya dentro, en tu alma, / si tu alma no los conjura ante ti. /
Debes rogar que el viaje sea largo, / que sean muchos los días de verano; / que te vean arribar con gozo, alegremente, / a puertos que tú antes ignorabas./ Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia, / y comprar unas bellas mercancías: / madreperlas, coral, ébano, y ámbar, / y perfumes placenteros de mil clases./
Acude a muchas ciudades del Egipto /para aprender, y aprender de quienes saben./ Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca: / llegar allí, he aquí tu destino./ Mas no hagas con prisas tu camino; / mejor será que dure muchos años, /y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla, / rico de cuanto habrás ganado en el camino./ No has de esperar que Ítaca te enriquezca: / Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje./ Sin ellas, jamás habrías partido; / mas no tiene otra cosa que ofrecerte./ Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado./ Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia, / sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.
El trabajo que hacían la mayoría de los interrogados, tenía conexión con el arte, así que las cámaras fotográficas, los papeles en blanco, las libretas y los cuadernos con implementos de pintura, dibujo y escritura, fueron empacados. Dos pensaron en un autorretrato suyo, uno de ellos quiere llevar consigo la versión de sí mismo, de lo que sólo él pudo verse, tal y como vivió la experiencia de su vida: un espejo, lo que probablemente en algunos reemplazaría aquella función de verse, el espejo que para otros sería un adorno, o simplemente vanidad.
La más chica en edad, empacó un peluche y el adolescente, olvidado ya de sus canicas que para otros son recuerdo de infancia, empacó la computadora. Para unos el rostro de Jesús, santitos bendecidos, o un crucifijo, sería lo más importante, y para otros, ¡qué mejor compañía que sus recuerdos y fotografías de infancia, de sus amigos, hijos y familia!
Me quedó la sensación de que las mujeres nos preocupamos más por la salud, el recato, la seguridad económica y la higiene: los cucos, el jabón, el cepillo de dientes, el desodorante, la cuchilla de afeitar. Los hombres también pueden ser limpios, prácticos y meticulosos, pero son más aventureros y ligeros de equipaje. Droguitas y gafas casi nunca faltaron, cuando los interrogados pasábamos de los cuarenta años, y en las personas de más edad, los objetos para la oración, las fotos y sus preciados recuerdos, además de un collar de perlas y de un perfume.
Una mujer pensó en almohada, indispensable para su buen dormir, otra en uno de sus paraguas, que además de resguardarla del agua y del sol, la cubriría del viento frío, esto sin olvidar que como forma, es una de sus atracciones visuales predilectas; otra mujer llevaría una pieza de vajilla, recuerdo de sus papás, y un hombre, su sombrero preferido. Solo dos llevaban documentación personal, alguien dijo que no llevaría nada, que ni siquiera maleta, y otro, que lo que tuviera puesto en ese momento. Y lo que no podía faltar: unas botellas de vino…..y la compañía de una mujer.
En resumen, las fotografías de los seres queridos son verdaderas presencias que nos hablan y nos miran, incluso, las de nosotros mismos desdoblados, como si el hecho de haber habitado en otros espacios de tiempo, o circunstancias, hiciera de nosotros un otro que nos mira extrañado o entrañado, dependiendo de las novedades vividas. Las fotografías y ciertos objetos que guardamos, son inspiradores, cálidos, felices, acompañantes, elocuentes, únicos, bellos, sonoros, ecos, imponentes, tranquilos, y únicamente los tiramos a la basura cuando ellos se han olvidado de nosotros, o nos recuerdan con hastío.
Algunos pensaron que el lugar de destino, sería otra ciudad: la soñada, la de la oportunidad, o en la que habitan sus afectos, así fue que empacaron libretas de teléfono y celulares, para no perder el contacto con los amigos, grabadora, radio, CD, MP4, relojes, archivos digitales, computadores, portafolios, tapones para los oídos y dinero, o su equivalente. También el lugar podría ser a la orilla del mar, en completo ocio los últimos años de la vida, con una botellita de ron y un juego de parqués. Vale la pena anotar que nadie pensó en llevar un arma, al parecer, nadie fantaseó con agresiones.
Las fantasías son absolutamente personales y acordes con sus respectivos autores, con sus deseos y temores, con su existencia del momento, o con su sentido de la vida. Un viaje se planea para huir, o por una esperanza de goce y de un vivir mejor. Un viaje puede ser una oportunidad, o un castigo. Un viaje es tan solitario o tan concurrido, según necesidad. Un viaje puede se experiencia vivida, por años, días u horas, compartiendo sumisa o agradablemente con otros, su paisaje, costumbres y cotidianidad.
Un viaje eclosiona aquella sensación de extranjería, de la que algunos padecemos. Un viaje es el encuentro con ese otro, que no es más que uno mismo plantado en esta tierra incomprendida. Morir es también un viaje, como lo es vivir. Dos viajes solitarios, de la forma y a la manera de cada quien.
Queda la posibilidad de que, aquel lugar no sea en el campo, ni en la ciudad, ni en la selva, ni en una isla desierta, ni tampoco en la fantasía. Cabe la posibilidad de que no necesitemos de aquellos objetos, y de que aquellos lugares sean territorios humanos por conquistar.
Animas
En Animas está la presencia de la mujer llevada a la hoguera, por bruja, por madre, esposa, hija, o hermana, por amante, o por fidelidad a si misma. El fuego convirtió a la mujer en Ave Fénix, hoy las mujeres volvemos a volar, ya no en escoba sino cabalgando el cuerpo propio. Se acompañan de la estructura animal y sólida del elefante, de uno de tantos héroes que en la niñez vinieron a salvarnos, y de la serpiente y la piedra, alternando el movimiento y la quietud.
El sonido de “pretexto” tiene dos connotaciones que me inspiraron el título: 1) La naturaleza escribió antes de que los humanos aprendiéramos a escribir, en las hojas de las plantas y en nuestras manos. 2) Cualquier evento de la naturaleza es una disculpa para decirnos algo. La bicicleta va, antes del camino.
Karma colombiano
Los visados. En un lado estamos nosotros dentro de la red del mundo, y en el otro el rompecabezas que somos. Como alternativa tenemos los buses de escalera.
Tejidos
A semejanza de la araña y como se ve en un de sus lados, tejemos el mundo con rutas y palabras. En el otro lado hay una reproducción intervenida, de una obra de mi autoría: “El destino de la araña”. Arriba camina Aragné, convertida en araña por la diosa Atenea, implacable porque una mortal hizo un tejido más perfecto que el de ella. Atenea tejió a los dioses del Olimpo, y Aragné a los mismos dioses pero con sus debilidades.
El sobre
Con mensajes que circulan pero que no se atienden
El sobre va dirigido al Planeta Tierra y lo remite: Los países del mundo, como lo indican las estampillas de diferentes países o regiones. Con una de las estampillas quise plasmar el recuerdo de Lula, una amiga que murió; ella vivió en Providencia y diseñó la estampilla que aparece ampliada en el otro lado. Arriba un mapamundi y la bandera de
Colombia
El bosque
Un ecosistema, como el que opera dentro del ser humano olvidado de practicar La Ecología sobre sus mentes y emociones. En su otro lado hay un cerebro muerto y corono con unas gafas para la ceguera.